Plaza de mayo










“Yo no me rebelo contra el orden universal. Finalmente, después de setenta años, tuve lo bastante para comer. Aprecié muchas cosas –en compañía de mi mujer y mis hijos–; el calor del sol. Observé las plantas que crecen en primavera. De vez en cuando tuve una mano amiga para apretar. En otra ocasión encontré un ser humano que casi me comprendió. ¿Qué más puedo querer?”

Sigmund Freud: reflexiones sobre la vejez (1926)